Los conceptos de identidad corporativa e imagen de marca se consideran sinónimos. Pero, en realidad son diferentes.
Conocer esta disparidad es importante porque nos permite establecer cuál es el terreno en el que la empresa puede trabajar y cuál forma parte de las percepciones del cliente.
En general, hablar de la identidad corporativa es un proceso extenso que conlleva un conjunto de elementos que debe trabajar la empresa. Encuentra información ampliada en este artículo.Pero la imagen de marca conlleva aspectos subjetivos que tienen su raíz en el cliente, continúa leyendo y aprende más de esta definición.
La imagen de marca es la percepción que tiene el cliente con respecto a la marca. Esto se asocia a lo que el cliente ha visto, escuchado o experimentado con relación a esta.
Este proceso es más común de lo que se piensa. Imagina que llegas a una fiesta y te hablan de una persona a la que conocerás más tarde.
Te muestran su fotografía, puedes ver como viste, su actitud ante la cámara, las acciones que ejecuta en el momento.
Esta información la relacionas con los comentarios que te refieren de ella. En ese instante puedes generar una imagen de esa persona.
Al conocerla, puedes corroborar o refutar estas hipótesis que te habías formulado.
La percepción te hará construir una imagen que puede irse nutriendo al sumar nuevas experiencias.
Como ves, este proceso de construcción de la imagen es subjetivo y se basa en las asociaciones que elabora en su mente el consumidor.
La identidad de marca por su parte está compuesta por una serie de elementos construidos por la empresa.
Es evidente que no es posible controlar de forma deliberada lo que un consumidor piensa de la marca.
No obstante, la construcción de su identidad corporativa, los comportamientos y los valores comunicados contribuyen a forjar percepciones.
Si te has preguntado ¿qué conforma la imagen de marca? La respuesta va en dos direcciones: las asociaciones de la marca y su personalidad.
Para que una empresa pueda despertar en el consumidor las asociaciones esperadas debe trabajar en su identidad corporativa.
De esta forma, a través de su estrategia comunicacional da a conocer su calidad, su valor, grado de compromiso y confiabilidad.
Desde luego, la personalidad de la marca o entender la marca como un personaje contribuye a hacerlo.
De este modo puede transmitir sinceridad o sofisticación de acuerdo a sus comportamientos de marca.
De hecho, este es uno de los principales elementos de diferenciación de una marca, por ejemplo, es el caso de los teléfonos móviles y su diversidad de modelos.
La realidad de que existan consumidores que prefieran un iPhone o un teléfono Samsung, en ocasiones va más allá de sus características funcionales.
La sofisticación, el sentirse parte de un grupo o clase social puede determinar la elección de un teléfono móvil u otro.
En este sentido, el emplear estos elementos para hacer que las personas se identifiquen con la marca tiene unos objetivos claves:
Reconocimiento: El reconocer implica identificar y tener una percepción de la marca asociada a determinados valores. Por ejemplo, Coca-Cola es una marca con reconocimiento internacional.
Vínculo emocional: La estrategia de comunicación de marca está asociada a la felicidad, familia y unión. En definitiva apela a emociones que son identificables por el consumidor y le permiten configurar las asociaciones de marca.
No obstante es preciso puntualizar que no existirán dos imágenes iguales, dado que cada consumidor es diferente y están en contextos particulares que inciden en la percepción que tienen de la marca.
Existe un aspecto trascendental cuando el consumidor crea su percepción de marca y esta es cuando experimenta el producto.
La experiencia del consumidor puede ser propia o de una persona cercana a su entorno.
En la actualidad, en las redes sociales, los usuarios e influencers exponen cada día sus vivencias con las marcas y productos.
En este sentido, las marcas deben preocuparse por estar presentes en el día a día del consumidor aumentar su exposición y, posible experimentación del producto o servicio.
Scott M. Davis (2000) diseñó una pirámide para mostrar cuál es el camino que despiertan estas asociaciones y fue publicado en el libro Brand Asset Management (2002).
En la base de esta pirámide se encuentran las características o atributos funcionales del producto.
Estas dan cuenta de los elementos que pueden ser similares entre productos de diferentes marcas.
Por ejemplo, diversos vehículos automotores pueden cumplir con características parecidas. En esta fase es difícil diferenciarse.
Al subir en la pirámide se encuentran los beneficios, en este caso las características emocionales son las que permiten al cliente vincularse con el producto.
En este particular se demuestra cómo el producto o marca puede ayudar o resolver los puntos de dolor de la audiencia.
En la cúspide de la pirámide se encuentran las creencias y valores asociados a la marca.
Aquí el contexto cultural, social y espiritual incrementa la identificación del consumidor con la marca.
La imagen de marca se construye en la mente del consumidor, pero para lograrlo debe generar además de la identificación, una conexión emocional.
La transmisión de su personalidad, valores y comportamientos colaboran con esta medida.
Desde luego existen diferencias claras entre la identidad corporativa y la imagen de marca.
Pero ambas están interconectadas, una marca requiere elementos simbólicos, físicos y culturales para ser representada.
Y, por otro lado, necesita que el consumidor intérprete, asocie y se identifique con esos valores de marca para lograr así construir la imagen.
En Firstrein estamos listos para ayudar a diseñar la identidad corporativa de tu empresa.
Representar los valores que deseas transmitir y así dar el primer paso para que el consumidor pueda tener la mejor imagen de tu marca.
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